CLICK HERE for the English version by Lauren McCluskey
Principal
Responsive Research, Inc.
Tarzana, California
lauren@responsive.rocks
Spanish translation by Pablo Gutierrez
LEXIA Insights
Mexico City, Mexico
pablo.gutierrez@lexia.com.mx
Un momento decisivo en mi camino hacia la moderación con IA
Era un día perfecto en la montaña, de esos soleados y nítidos en Utah que te hacen olvidar la bandeja de entrada por unas horas. Pero no olvidaré ese instante en el telesilla en marzo, disfrutando del raro silencio entre descensos, cuando llegó el correo. Era de un cliente potencial a quien respeto—un equipo global de insights enfocado en la innovación. La línea de asunto parecía normal, pero ahí estaba… “~75-100 IHUTs con entrevistas de 45 minutos moderados por IA.” Y de pronto, la moderación con IA ya no era teórica; estaba en mi escritorio.
Leí la solicitud un par de veces. La pregunta me paralizó. ¿De verdad me estaban pidiendo entrevistas en profundidad lideradas por IA?
Tras el shock inicial, la primera emoción fue miedo—una oleada de él. ¿Era este el principio del fin de los moderadores humanos? ¿Mi oficio, ese que había perfeccionado durante años, estaba por ser reemplazado por un bot que nunca necesitaba café ni coordinar agendas?
Pero justo después del miedo llegó la curiosidad—brillante e innegable. Sabía que no podía ignorarlo. Si los clientes ya estaban preguntando por moderación con IA, entonces necesitaba educarme al respecto. No eventualmente. No hipotéticamente. Ahora.
Ese correo marcó el inicio de mi inmersión en la moderación con IA. Lo que descubrí en el camino cambió la forma en que pienso sobre mi rol como investigadora cualitativa: no como alguien reemplazada, sino como una profesional redefinida.

Sumergirme—Del miedo a la curiosidad a la confianza
De vuelta en el condominio, sin botas y tras un rato en el jacuzzi, me lancé. Empecé agendando demos con varias plataformas de moderación con IA. Tuve conversaciones francas con colegas de la comunidad QRCA que ya estaban explorando herramientas de IA. Pero esas charlas confirmaron lo que sospechaba: ni un solo colega había recibido una solicitud de cliente para moderación con IA.
Era evidente que muy pocos estaban experimentando con IA conversacional en la etapa de campo. Ahí entendí que la RFP era un regalo, una invitación a adquirir nuevas habilidades. Mi mentalidad de crecimiento se activó.
Cuanto más exploraba, más el miedo inicial cedía ante algo mucho más útil: confianza. No porque tuviera todas las respuestas, sino porque tenía el marco y la curiosidad para empezar a hacer las preguntas correctas.
Separar la moda de la ayuda: dónde la IA puede aportar valor
Uno de los primeros aprendizajes fue que no toda moderación con IA es igual—y no todo contexto de investigación es apropiado para ella.
La IA puede funcionar bien en entornos estructurados. Si la guía de discusión es clara, los objetivos están bien definidos y el componente emocional es bajo, la moderación con IA puede ser una herramienta útil. Piensa: entrevistas exploratorias tempranas, pruebas de producto posteriores al uso o diarios con muestras grandes. En esos escenarios, la IA puede sondear para clarificar y detectar temas iniciales de manera eficiente.
También es una herramienta eficaz para escalar insights, especialmente cuando los tiempos son cortos y los presupuestos limitados. Un check-in de 10 minutos moderado por IA con 50 participantes puede revelar tendencias superficiales que orientan a los investigadores hacia los temas que merecen mayor profundidad.
En algunos casos, la IA puede ser útil en un modelo híbrido: agentes de moderación con IA pueden llevar un estudio de diarios de base, y luego un moderador humano profundiza con entrevistas personalizadas—inspiradas en los patrones que la IA ayudó a identificar.
Pero mientras veía algunos casos de uso viables, también empecé a notar con igual claridad las brechas.
Dónde la IA se queda corta—y los humanos deben liderar
Mientras más compleja la dinámica humana, más esencial se vuelve el moderador humano.
La IA aún no puede “leer la sala”—y mucho menos el espacio sutil y matizado que existe dentro de la historia de un participante. No capta la pausa al hablar de una pérdida reciente. No sabe cuándo salirse del guion porque alguien dijo algo que no encaja del todo. No distingue entre cumplimiento y convicción.
No sabe cuándo no hacer una pregunta.
Como investigadores cualitativos, hemos entrenado oídos, ojos e instintos para detectar subtexto, lenguaje corporal, cambios de energía y silencios. Ahí es donde viven los insights más ricos, y donde la IA, al menos por ahora, no puede entrar. De hecho, mi inmersión en la moderación con IA me recordó cuál es mi superpoder como moderadora: mi intuición y mi fluidez. Probablemente soy de las moderadoras menos “rígidas” en la industria, zigzagueando para llegar al objetivo del cliente… y casi siempre me salgo de la guía para lograrlo. Ningún moderador con IA que haya visto puede competir con eso.
Esto es particularmente cierto en industrias como salud y bienestar de la mujer, viajes, moda y tecnología, donde identidad, aspiración y emoción están profundamente entrelazadas. Cuando alguien habla de tratamientos de fertilidad, de expresarse a través de la ropa o de cómo se siente con un terapeuta de IA, esas conversaciones requieren seguridad emocional, fluidez cultural y discernimiento humano en tiempo real.
Elegir soluciones centradas en el cliente sobre la moda
Entonces, ¿qué pasó con ese proyecto? Tras todas las demos y conversaciones, envié mi propuesta y no recomendé moderación con IA para esa iniciativa. Esos IHUTs requerían observación directa: ver a los participantes preparar, manipular y cocinar con varios ingredientes, y ninguna plataforma de moderación con IA tenía video habilitado. El video era, sin duda, el componente más esencial que requería este proyecto, y eso estaba por encima (al menos para mí) del deseo del cliente de que las entrevistas fueran lideradas por IA.
Y esa, entendí, era la verdadera lección: no se trata de elegir bandos. No se trata de IA vs. moderación humana. Se trata de elegir lo que mejor sirve al cliente, al participante y al insight. Siempre ha sido así, y siempre lo será.
Como investigadores cualitativos, no somos solo moderadores. Somos diseñadores de entendimiento. Arquitectos del espacio emocional donde las personas se sienten lo suficientemente seguras como para revelar lo que realmente importa. Ese rol sigue siendo profundamente humano. Pero ahora tenemos nuevas herramientas para hacerlo de manera más eficiente—y a veces con mayor escala.
Nuestro rol en evolución: de moderadores a creadores de significado
Lo que este viaje me enseñó es que nuestro valor como moderadores está evolucionando, no erosionándose.
En la era de la IA conversacional, los moderadores más valiosos serán quienes empiecen a adoptarla desde ahora.
Si queremos prosperar en este nuevo capítulo, necesitamos reemplazar la resistencia con adopción intencional. Si eres moderador y te preguntas por dónde empezar, aquí hay dos formas prácticas de explorar la IA como co-moderador, no como amenaza.
Caso híbrido 1: El humano empieza, la IA termina
Considera esto para sesiones estructuradas y de alto volumen. Me encantaría moderar yo misma las primeras 20 entrevistas, y luego liberar a un agente moderador con IA (entrenado por mí) para completar las 50-80 restantes. Todos hemos estado en esos escenarios en que los clientes quieren un número altísimo de entrevistas. O cuando sienten la necesidad de hacer un estudio Cuali-Cuanti. Me emociona encontrar un proyecto piloto en el que mi Gemelo Digital Moderador con los superpoderes de Lauren pueda llevar la mayoría de las sesiones. Yo puedo observar, ajustar cuando sea necesario y colaborar en el análisis.
Caso híbrido 2: La IA empieza, el humano termina
Me encantaría usar la IA para tareas iniciales de diarios o entrevistas de calentamiento. Luego, dar el salto a la exploración humana matizada. En esencia, dejar que la IA modere pre-tareas ligeras o estudios de diario, dándonos una ventaja en el contexto. Y después tomar el control cuando toca profundizar, cuestionar supuestos y sostener la ambigüedad.
Estos son solo dos de muchos escenarios híbridos posibles donde nos asociamos con la IA para entregar velocidad y escala a clientes que lo requieren.
Un código de colaboración humano-IA (y quizá hasta de “co-moderación”)
No estamos obsoletos—a menos que dejemos de evolucionar. Los moderadores no necesitamos convertirnos en tecnólogos, aunque estar cómodos con la tecnología emergente ciertamente es una ventaja. Necesitamos convertirnos en traductores, sintetizadores y anclas emocionales en un mundo inundado de voces sintéticas. El camino no se trata de reemplazar lo que nos hace grandes—sino de reclamarlo y amplificarlo, con la IA a nuestro lado, no en nuestro asiento.
A través de prueba y error, desarrollé una lista de preguntas (ver recuadro aparte) [add the call-out box of 7 questions] para ayudar a otros investigadores a evaluar si una plataforma de IA se alinea con sus necesidades.
Estas preguntas ayudan a los investigadores cualitativos a distinguir entre verdaderos socios de investigación y simples herramientas de automatización. La plataforma de IA adecuada debe respetar nuestro oficio, ofrecer precios flexibles para equipos independientes o más pequeños, integrarse sin fricciones con tus métodos, brindar tecnología transparente, simplificar la gestión de participantes y demostrar un compromiso con evolucionar según las necesidades de los investigadores. Al evaluar estas áreas, puedes encontrar la plataforma que mejor se adapte a ti.
- Capacidades actuales de moderación
- Soporte de formato: ¿voz, texto o ambos? ¿Conversación verbal en vivo o solo chat?
- Capacidades de video: ¿análisis o solo grabación?
- Personalización de avatar: ¿opciones para tono, etnia, género, edad, personalidad de marca?
- Personalidad de la IA: ¿se puede ajustar tono, nivel de empatía o estilo de preguntas? ¿Crear distintos tipos de moderadores? ¿Permite usar nuestro propio avatar o imagen… y si lo hace, cómo nos sentimos con eso? (PISTA: muchos temas de privacidad y ética que pronto, espero, alguien resolverá).
- Soporte de idiomas: ¿cuántos y con qué fluidez cultural?
- Mercado objetivo y precios
- ¿Atienden a firmas independientes/pequeñas o se enfocan en clientes corporativos?
- ¿Requieren contratos a largo plazo o hay opciones flexibles?
- Estructura de precios: ¿por asiento, sesión o resultados? ¿Qué incluye?
- Filosofía de la plataforma
- ¿Qué problema buscaban resolver al crearla?
- ¿El equipo fundador incluye investigadores?
- ¿Cómo ven el rol del moderador humano?
- Integración mixta de métodos
- ¿Puedes aplicar encuestas y entrevistas cualitativas en el mismo entorno?
- ¿La IA identifica tendencias que luego se exploran cualitativamente?
- ¿Existen tableros que combinen insights cualitativos y cuantitativos?
- Tecnología de IA y transparencia
- ¿Qué modelo impulsa la plataforma (OpenAI, Google Gemini, Claude, mezcla personalizada, otro)?
- ¿Está entrenado con datos de investigación cualitativa?
- ¿Qué tan transparente es el proceso de toma de decisiones de la IA? ¿Podemos calibrar, como moderadores humanos, el nivel de sondeo que queremos/no queremos?
- Reclutamiento de participantes
- ¿Reclutamiento interno o mediante paneles asociados?
- ¿Puedes llevar a tus propios participantes? ¿Qué tan fácil es integrarlos?
- ¿Cómo manejan consentimiento, verificación e incentivos?
- Desarrollo futuro
- ¿Cuál es su hoja de ruta a 12–18 meses?
- ¿Planes para análisis emocional, IA multimodal (texto, voz, video, imágenes) y funciones de co-moderación?
- ¿Agregarán más controles para el moderador?
Innovación metodológica y experimentación
Los moderadores que prosperen no se limitarán a aplicar métodos tradicionales. Los reinventaremos y recombinaremos. Diseñaremos métodos híbridos que mezclen etnografía móvil, ejercicios sensoriales, sesiones en vivo y diarios asincrónicos de nuevas formas. Esa creatividad es donde los humanos brillamos: diseñando el “escenario” de investigación para el teatro del insight. La IA puede ayudarnos a ejecutar, pero aún necesita arquitectos humanos que inventen y orquesten la experiencia.
El futuro favorece a moderadores que invierten en diseños híbridos, métodos inmersivos y experiencias multisensoriales. Necesitaremos aprender nuevas herramientas, pero, más importante aún, necesitaremos abrazar la experimentación como parte de nuestra “marca” como moderadores.
Conclusión: mantener la curiosidad
Ese correo en la pista de esquí me sacudió. Pero también me recordó algo más: la curiosidad es más poderosa que el miedo. Estamos viviendo un cambio sísmico en cómo se diseña, modera y entrega la investigación. Pero en lugar de replegarnos, tenemos la oportunidad de liderar, ayudando a los clientes a navegar lo que es posible, lo que es útil y lo que es humanamente irreemplazable.
La IA llegó para quedarse. No como amenaza, sino como herramienta. ¿Y nosotros? Somos más valiosos que nunca, siempre que sigamos siendo humanos, curiosos y comprometidos con generar significado.